jueves, 25 de marzo de 2010

EGOS Y ZAPATOS REVUELTOS




El otro día iba por unos de los tramos favoritos para mi paseo diario, la calle Alcalá en su confluencia con la Gran Vía, cuando vi a Juan José Millás que se dirigía hacía el Círculo de Bellas Artes. Al verle me acordé que El País anunciaba para ese día, 23 de febrero, la presentación de un libro de Juan Cruz. No lo dudé un momento y entré en la librería del Círculo. Cogí el libro que se presentaba, Egos revueltos, al ir a pagarlo me volví a encontrar a Millás que estaba con dos libros en las manos esperando para pagar, abandonó un instante la cola para saludar a Emilio Lledó que salía en ese momento de la librería, le guardé el sitio. Observé que llevaba unos zapatos como los que yo me había comprado el verano pasado en Cádiz, le pregunté que si los zapatos eran MBT, me dijo que sí, le manifesté que era lector suyo y que los zapatos eran muy confortables, pero no le dije más. Pagó los dos libros y se despidió amablemente de mí.

Cuando pagué en la librería del Círculo que está en la planta baja, subí por las escaleras hasta la cuarta planta que era donde estaba el salón en el que se había programado el acto de presentación de libro, había muchas caras conocidas, además de los ya citados Millás y Lledó, éste se sentó en una fila delante de la mía, en esa fila también se encontraba Rosa Montero. En la última fila estaban sentados Jesús Ceberio, Javier Rioyo, Alfredo Relaño y Eduardo Mendicutti. Relaño estaba en el asiento detrás del mío, le saludé y me presenté como padre orgulloso de Javier Gómez Matallanas, su adjunto en la Dirección del Diario As, estuvo muy simpático, se le ve un hombre muy afable, somos prácticamente de la misma edad, salieron a colación los ídolos futbolísticos de nuestra época, y las primeras alineaciones que recordábamos del Real Madrid.

Sentado en mi misma fila estaba Ian Gibson, había por medio dos asientos, en los que se sentaron dos señoras que me resultaban conocidas, cuando terminó el acto y esto mi mujer no se lo cree, me pidieron mi número de teléfono, resulta que eran dos actrices, una de ellas luego recordé que acaba de verla en la obra de teatro Toc Toc, era la actriz Gracia Olayo la que sufría el síndrome de trastorno obsesivo compulsivo por la limpieza, me pidieron el teléfono para hacerme una encuesta para una obra de teatro que están preparando sobre lo que piensan los hombres sobre las mujeres, al menos esto fue lo que me dijeron, la verdad es que a fecha de hoy no me han llamado.

El acto fue presentado por Monserrat Domínguez y David Trueba el salón estaba completamente lleno, mucha gente se quedó de pie. Juan Cruz tiene fama de ser muy hablador y recordó en la presentación que una vez estando con Francisco Ayala este le dijo: “Siéntese aquí, mire esa ventana y recupere conmigo el valor del silencio” A lo que David Trueba replicó con ironía: ¿No es una manera bonita de decirle a alguien que se calle?”

Cuando se anunció que el libro Egos revueltos iba sobre escritores, yo mantenía la secreta esperanza de que Juan Cruz contase su versión sobre el incidente de años atrás en el Hispano con Andrés Trapiello y efectivamente Juan cuenta su versión de los hechos justificándose de que había bebido más de la cuenta, se echa toda la culpa y pide perdón por lo que le dijo a Trapiello.

Pero es que por la lectura del libro de los Egos revueltos uno se entera de algo que se lo había preguntado muchas veces ¿Quién era el traductor del poema “If” de Rudyard Kipling, en la versión rimada que se conoce como Serás hombre? Poema favorito de Cruz, de Petón, de José Antonio Primo de Rivera, de Adolfo Marsilach y de un servidor. En el libro se cuenta que el traductor es el poeta Jacinto Miquelarena, si, aquel de: “Qué país, Miquelarena”, frase que al parecer se la dijo Pedro María Michelena, cuando aquel fue a despedirle al tren y en el andén había bocadillos de chorizo, gallinas, ruidos y mucha algarabía.

Y también se entera por la lectura de Egos que Juan Cruz fue compañero sentimental de Dulce Chacón, paisana admirada y ya desaparecida, autora de un libro que me gustó especialmente Cielos de Barro.

Y uno no tiene más remedio que acordarse que en una de las entradas de este blog: La feria de los libros, se menciona a Andrés Trapiello y su incidente con Juan Cruz, y allí se manifiesta el deseo de oír la versión del otro y aparece también Inma Chacón, la hermana gemela de Dulce citada, entre otras cosas, también en referencia a este incidente y sin tener la menor idea de la relación entre su hermana y Juan Cruz, allí también uno se pregunta quién era el traductor del famoso poema de Kipling. Y mira tú por dónde uno obtiene respuestas gracias a la lectura de un libro sobre escritores y sus egos ¿Quién ha dicho que la literatura no es útil?

Cuando terminó la presentación me acordé de lo que le había dicho a Juan José Millás y me recriminé a mí mismo: Anda, vaya pregunta más tonta que le he hecho, mira que preguntarle por los zapatos. La pregunta no era muy literaria que digamos, pensé para mis adentros que le podía haber hablado de que leo todos los viernes en la última de El País su columna, (bueno, quizás sea más correcto decir su viga sobre cuatro columnas) o los domingos en el Suplemento EPS con sus acertadísimos, pies de fotos, o de su excelente conferencia que dio, más bien leyó, en la Biblioteca Nacional a la que tuve la suerte de ir y que a pesar de estar de pie se me hizo cortísima, al final de la misma recibió una gran ovación por parte de los asistentes.

Pero el subconsciente, que muchas veces es más listo que nuestro consciente, aunque no nos demos cuenta, por eso es subconsciente, no pensaba lo mismo y fue el que me impulsó a hacerle la pregunta sobre los zapatos.

Y es que de pronto uno se acuerda de qué a instancias de lo que leí en alguno de sus libros me compré dos pares de zapatos con cámara de aire de la marca Clark, que me ha hecho mucho más gratificante mi paseo diario por este Madrid de mis pecados.

El pasado verano en Cádiz en una tienda de zapatos que hay próxima a la catedral que vende exclusivamente de la marca MBT me compré unos negros, son horrorosos estéticamente hablando, pero la verdad es que son muy confortables, están basados en la forma de andar de los masais, al principio hay que acostumbrarse a usarlos, tienen, además, otra ventaja adicional y es que creces de pronto cinco centímetros debido a su forma abarquillada y al gran grosor de la suela.

Estuve dándole vueltas preguntándome cuál sería el libro de Millás dónde había leído lo de los zapatos con cámara de aire, pensé, por la fecha que lo había leído, que debía ser la novela El mundo, Premio Planeta 2007, siempre pongo la fecha en la primera página cuando termino de leer un libro, esta costumbre la adquirí imitando a mi mujer que ha sido mucho más lectora que yo, aunque últimamente la estoy alcanzando, Maribel siempre pone la fecha cuando termina de leer un libro y si le ha gustado especialmente lo resalta con un juicio breve. Concretamente en la primera página de este libro aparece “setbre 08” y la firma de Maribel y debajo la mía “octubre 2008”, y añadido debajo con mi fea letra El día que le concedieron el premio Nacional de Narrativa 14-15/10/08”. Uno ahora duda si la fecha es una casualidad, o más bien es que debido a la concesión del premio uno decidió leer el libro que llevaba más de un año comprado, y por cierto también aparece citado en la entrada ya referida más arriba La feria de los libros.

Empecé a hojear y también a ojear el libro tratando de buscar donde se hablaba de los dichosos zapatos con cámara de aire. Como con el ejercicio de hojeo no lo localicé, empecé a leer desde el principio, y me quedé enganchado, no en las alturas como Joan Manuel Serrat, sino en su relectura. Y efectivamente di con el texto donde un tal doctor Rafael Lozano hombre afable, mayor, le explicaba a Juan José Millás la importancia de llevar zapatos con cámara de aire. A pesar de haber dado con lo que buscaba y sentirme feliz por ello, continúe con la relectura hasta que prácticamente lo terminé de releer.

Lo dejé cerca de las cuatro de la madrugada, pero, más que vencido por el sueño, fue porque si seguía leyendo me iba a encontrar mi mujer sin acostarme. Ella se levanta a las seis de la madrugada. Yo me suelo levantar hacia las diez, cosa esta que a mi vecinito Jorge le trae a mal traer, valga la redundancia y dice que de mayor quiere ser como Andrés. Le pregunta a su madre que qué hay que estudiar para hacer lo que yo hago que según él es fundamentalmente levantarse tarde.

Ahora en la primera página debajo de lo que ya estaba, aparece escrito a lápiz con mi letra anárquica y fea:

“¡Tu no eres interesante para mí!

Releída el 9/10 marzo 2010

y me encantó”.

(Las líneas, unas más que otras, están inclinadas de izquierda a derecha y de abajo a arriba).

La lectura, aparte de la satisfacción que podamos obtener por su mero ejercicio, que no es poca cosa, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos a través del que escribe. En esta novela de Millás, me he sentido en muchos pasajes muy identificado con él. La familia numerosa, los fríos años sesenta, la letra con sangre entra: Yo también hice novillos porque me pegaban en el colegio. El desengaño del primer amor: “Tu no eres interesante para mí”. Se lo dice la chica de la que estaba enamorado. A mi no me lo dijeron explícitamente porque ni siquiera me atrevía a decir que estaba enamorado, pero yo a esa edad y en esa época sentía que no era interesante para nadie.

Y a través de la literatura, de vez en cuando, aprendemos cosas útiles. El escritor hace las veces y actúa ante el lector como si de una prescripción facultativa se tratase, dando o transmitiendo consejos tan útiles, como que hay que comprarse zapatos con cámara de aire para aliviar nuestros pesares, aunque no diga la marca y sólo diga el genérico que es, sobre todo últimamente, política y económicamente hablando lo correcto.

Y querido vecinito Jorge, para llegar a estar en la situación, sin duda privilegiada, en que yo me encuentro actualmente, lo peor de todo es que hay que tener sesenta años, y no sé lo que tendrías que estudiar, pero por si te sirve de algo te diré lo que yo he hecho.

Empecé a trabajar con catorce años en una agencia de publicidad en San Sebastián. A los dieciséis, el 7 de agosto de 1966, ya en Madrid entré a trabajar en S.A.C.R.A una empresa de construcción de carreteras, de aspirante a auxiliar administrativo, no se podía ser auxiliar hasta que no se cumplían los dieciocho años. Antes había estado trabajando seis meses de botones en una librería de la Calle Carretas. En S.A.C.R.A pasé por casi todos los puestos de la Administración de la empresa, siendo nombrado con veintisiete años Jefe de Contabilidad General y Analítica, este puesto lo desempeñé hasta el año 1983 fecha en la que desapareció la empresa.

Luego he ocupado el puesto de Director Administrativo-financiero en una empresa de Ingeniería, cinco años. Gerente de un grupo de empresas inmobiliarias, cuatro años. En la actualidad, llevo más de diecisiete años, siendo Administrador-Gerente de Ática, un complejo empresarial de alquiler de oficinas en Pozuelo de Alarcón.

Estudié a la vez que trabajaba, con dieciocho años hice Bachillerato Superior nocturno en una filial del Ramiro de Maeztu en la calle Cadarso perteneciente a la Fundación Hogar del Empleado. Trabajando, casado y con un hijo ingresé en horario nocturno en ICADE en la calle Alberto Aguilera y en 1977, ya con dos hijos, salí con el titulo de Graduado en Dirección Económico-financiera.

Llevo cuarenta y cinco años trabajando y cotizando a la seguridad social. En Francia o Alemania ya hubiera podido jubilarme con el 100 % de la pensión, aquí, si quiero jubilarme ahora recibiría sólo el 70 % y sin ir tan lejos, en España los maestros pueden jubilarse con sesenta años con el 100%.

Por eso cuando me dicen que qué suerte tengo que no tengo jefes y que puedo tener el horario que yo quiero, no siento en absoluto remordimiento de conciencia uno ha trabajado duro cuarenta y cinco años, muy duro a veces, y pienso que me lo tengo merecido. Otra cosa es que haya otros en mis mismas circunstancias que no tienen los privilegios que yo tengo, pero pienso que deberían tenerlo. Y no digo nada si me comparo con los prejubilados, de por ejemplo el sector bancario, que llevan desde los 52 años sin trabajar y cobrando el 100% , no ya de la pensión, sino del sueldo, que suele ser en estos casos superior a la pensión.

Y Jorge en esta vida para conseguir la confianza de los otros. (Cría fama y échate a dormir). Antes se lo ha tenido que ganar uno con su trayectoria y su ejemplo, y no sólo con los jefes, sino también con los compañeros, que esto es casi lo más importante, no hay cosa mejor que el trabajo en equipo y crear un buen equipo de trabajo se consigue sobre todo creando un buen ambiente en las relaciones personales. Para que te den puestos de responsabilidad, hay que ser honesto, trabajador, hay que esforzarse, los objetivos se consiguen con un 10% de talento y un 90% de esfuerzo, hay que estudiar y hay que leer mucho, aunque con esto solamente a veces no basta, también es necesario tener un poquito de suerte para que te lo reconozcan, y también es verdad que en mi época éramos muy pocos los que estudiábamos y no había tanta competencia, en cuanto alguien adquiría conocimientos se lo reconocían inmediatamente en el trabajo, e incluso, como fue en mi caso, la empresa te pagaba los estudios.

1 comentario:

txiolina dijo...

Amigo Andres,puede que vivir en la capital,tenga algunos inconvenientes
pero también tiene ventajas,que los que vivimos en pueblos no tenemos,co-
mo lo de poder ir a conferencias lite
rarias y conocer a gente tan interesante a las que yo,admiro mucho.No importa que a Millas le di
jeras lo de los zapatos,lo importante es,que hablaste con el.
Un saludo,Felipi